Esta segunda semana ha sido mucho más movida y ocupada, ya que estamos cada vez más cerca del gran evento de la marca y tenemos que asegurarnos de que todo esté listo a tiempo. Hemos estado trabajando intensamente en varias partes del proyecto, que incluyen la creación de mockups para el merchandising.

Para estos mockups, hemos estado usando plantillas que encontramos en internet, pero también hemos dedicado tiempo a crear algunos desde cero trabajando con los productos que utilizaremos y manejando capas y máscaras en Photoshop, así como incorporando elementos en 3D con Illustrator. Siempre intentando conseguir los mejores resultados.

Además, durante la semana he estado desarrollando una animación para la presentación de la marca. Para esto, he estado utilizando After Effects, un programa que me ha sorprendido gratamente por su versatilidad a la hora de trabajar. No solo permitiéndome crear efectos y animaciones de alta calidad, sino que también integrase muy bien con otros programas, lo que facilita mucho la modificación y personalización de los elementos. A medida que me familiarizo más con After Effects, me doy cuenta de su potencial y de lo mucho que puede aportar a mis proyectos.

Pero no todo ha sido trabajo. Durante la semana, he tenido la oportunidad de visitar el centro de la ciudad en varias ocasiones. He estado saliendo con algunos amigos que he hecho en la residencia, y ha sido una excelente manera de desconectar y disfrutar un poco. El fin de semana comenzó con una cena fantástica, en la que probé la Francesinha, un plato típico de Oporto que consiste en un sándwich relleno de diversos embutidos, cubierto con una salsa de licores, tomate, queso y huevo. Me sorprendió que pese a lo económico que era, costando solo once euros, lo sustancioso y delicioso que resultó ser. Después de la cena, fui a una heladería donde probé un helado artesanal portugués. Fue una delicia y una buena manera de prepararse para una noche divertida.

Mientras tomábamos el helado, una amiga y yo nos dirigimos a la zona de discotecas entre Clérigos y Aliados. Esta área es conocida por su vibrante vida nocturna, donde jóvenes y adultos van para tomar algo y bailar. Cada discoteca tiene su propio estilo y ambiente, lo que hace que la experiencia sea muy diversa y entretenida. Pasamos una noche increíble explorando diferentes lugares y disfrutando de la música y su gente.

El sábado, después de una semana tan intensa, decidí que era el momento perfecto para descansar. Mi cuerpo lo pedía a gritos, así que me tomé el día para relajarme y recargar energías. Fue una pausa necesaria antes de otro día de aventuras.

El domingo, aprovechando una recomendación de Jordan, decidí visitar un pueblo llamado Aveiro con dos amigos de la residencia. Aveiro está a solo una hora de Oporto y es famoso por el canal que atraviesa la ciudad, lo que le ha valido el apodo de la «Venecia de Portugal». Paseamos por las zonas más turísticas del pueblo y también probamos un postre típico de la región llamado «Ovo mole». Es una receta hecha de una crema de yema cubierta por una oblea similar a la de la comunión. Pese a ser una experiencia gastronómica interesante, me resultó empalagosa.

Nuestra visita a Aveiro terminó con una parada en la playa de Costa Nova para ver la puesta de sol. Playa conocida por sus pintorescas casas pintadas de rayas de colores, lo que le da un toque muy especial. Está fue una manera perfecta de finalizar nuestra visita. Después de eso, regresamos a casa, sintiéndome satisfecho y feliz por haber tenido una segunda semana increíble en Portugal con un balance perfecto entre el trabajo y la diversión. Me siento muy afortunado de poder vivir estas experiencias y aprender tanto en el proceso. ¡No puedo esperar a ver qué me depara la próxima semana!

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