La semana fue muy intensa y emocionante. Desde el lunes estuvimos centrados en terminar la presentación final de la nueva imagen de la Torre de Clérigos, en la cual llevábamos semanas trabajando. Participar en este proyecto me llenó de ilusión, no solo porque es un hito importante para el país, sino también porque disfruté enormemente colaborando con mis compañeros en un proyecto real de gran envergadura. Cada uno se encargó de una parte específica, logrando un trabajo profesional que nos dejó a todos muy orgullosos.
El proyecto tuvo varias fases, y yo me uní en la última, que consistía en preparar el arte final y presentarlo. Jordán, Bruno y yo nos encargamos de esta etapa crucial, junto con Margarita, que se encargó de la promoción en redes sociales. Bruno se encargó de la música, creando una banda sonora tranquila con un órgano y campanas de fondo, que le daba un toque religioso y especial a la presentación. Mientras que Jordán y yo nos dividimos la tarea de la animación. Yo me ocupé de los elementos generales, animándolos y preparándolos para luego pasárselos a Jordán, quien ajustó los nodos y keyframes, terminando las animaciones y regulando la velocidad para que todo encajara perfectamente con la música. Mientras tanto, yo le apoyaba con cualquier recurso que le faltara y terminaba los mockups para añadirlos a la presentación final.
Uno de los momentos que más me emocionó fue ver la animación del teléfono al final de la presentación. Sentí una gran satisfacción al ver cómo mi trabajo encajaba perfectamente en la presentación.
El jueves, día de la presentación, fuimos a la Iglesia de la Torre, el lugar elegido para el evento. Ricardo y Jordán se encargaron de mostrar la nueva marca a un público compuesto por personas célebres de Portugal. La presentación duró unos 18 minutos y, al finalizar, obsequiamos a todos los asistentes con unas bolsas que contenían un cuaderno diseñado por nosotros y un flyer del estudio Ricardo Daniel.
Para celebrar el éxito de la presentación, esa noche fuimos todos los del equipo a cenar. Probé un plato típico de Oporto en el restaurante Conga: las bifanas, famoso por tener las mejores de la ciudad. Las bifanas, son un bocadillo de carne cocida en una salsa ligeramente picante, servido en un pan redondo. La combinación con una cerveza “Super Bock” fue perfecta.
Después de la cena, la fiesta continuó en la Torre de Clérigos, donde se celebró con todo Oporto la nueva marca con una fiesta espectacular. Actuaron EBMATH y la estrella del show, el Padre Guilherme, un cura DJ portugués conocido por tocar en varios festivales. El evento estuvo acompañado de un impresionante espectáculo de video mapping, proyectado en la torre gracias al equipo de Ocubo, y un show de láseres que iluminó la noche. La celebración duró hasta las once, pero nosotros continuamos festejando toda la noche. Me lo pasé increíble; fue una experiencia inolvidable.
Terminé la semana volviendo al trabajo el viernes, y dediqué el fin de semana completamente a descansar. Necesitaba recargar pilas después de una semana tan intensa para poder disfrutar al máximo de la semana siguiente, que promete estar llena de nuevas experiencias y desafíos emocionantes.