Empezamos octubre con un desafío emocionante: la apertura de la tienda física de Goodearth, una cadena de comida rápida saludable para la que fuimos los encargados de diseñar toda la línea gráfica y el packaging. La inauguración del local se acercaba rápidamente, así que nuestro enfoque principal fue cumplir con los tiempos de entrega para el gran día. Aun así, seguimos avanzando en otros proyectos, como un logotipo que teníamos pendiente.
La primera semana de octubre fue bastante intensa en el trabajo, con largas horas dedicadas a pulir cada detalle del proyecto de Goodearth. Afortunadamente, el fin de semana nos permitió recargar energías. Aprovechamos para hacer turismo en Larnaca, donde visitamos la impresionante Catedral de San Lázaro y disfrutamos de un chapuzón en la playa para terminar el día cenando en uno de los bares del paseo marítimo. Fue una experiencia revitalizante que me permitió desconectar y apreciar la belleza de esta ciudad costera.
La segunda semana fue probablemente la más intensa del mes. Tuvimos tres reuniones con la jefa para ultimar los detalles del branding de Goodearth. Tras cerrar el proyecto, tuve la oportunidad de dedicarme a algo más personal y me puse al día con mi portfolio, algo que siempre es una satisfacción en mi carrera de diseño.
El fin de semana, en una palabra, fue pura locura. Nos levantamos temprano el sábado y nos dirigimos a Nissi Beach en Nicosia, donde pasamos el día entero en la playa. Después, nos dejamos llevar por el ambiente y acabamos en un beach club disfrutando de la música y el buen ambiente. Fue una experiencia inolvidable, aunque el regreso fue un poco pesado, ¡despertamos el domingo por la tarde y aún teníamos que organizar la semana siguiente!
La tercera semana fue más tranquila en comparación con la anterior. Con la inauguración de Goodearth superada, el ambiente de trabajo fue mucho más relajado. Aproveché este ritmo para trabajar en mi portfolio y refrescar conocimientos en HTML y CSS.
El fin de semana fue en su mayoría tranquilo, con días de playa y descanso, pero el domingo fue especial, ya que nos reunimos varios amigos para planificar futuros viajes y valorar posibles destinos.
La última semana de octubre fue un descanso intermitente, pero inolvidable. El lunes fue festivo nacional, así que aproveché para descansar y recuperar fuerzas. El martes fue mi último día con Marinella antes de regresar a España para asistir a una boda. Pasamos el día organizando planes y discutiendo los próximos proyectos que retomaremos después del descanso. El jueves tomé el vuelo de vuelta a casa, cerrando así mi increíble mes de octubre en Limassol.
Este mes en Chipre ha sido una mezcla ideal de desarrollo profesional, inmersión cultural y el descubrimiento de amistades que perdurarán. Trabajar en un proyecto de gran alcance como Goodearth y, a la vez, disfrutar de las maravillas que ofrece Chipre, ha sido una experiencia única y verdaderamente especial.