El séptimo día en Varsovia comenzó con nuestra ya habitual rutina: despertador a las 8:00, desayuno en la cafetería Vincent y, a las 9:30, tomamos el tranvía rumbo al centro de la ciudad. Tras bajarnos en la parada Krucza, a las 10:00 h estábamos puntuales en nuestro destino: la Consejería de Educación Española (EDPL), ubicada en el edificio que también alberga el Instituto Cervantes y la Consejería de Turismo, en la calle Nowogrodzka 22.

Allí nos recibieron Virginia Ron Benoit, asesora técnica, acompañada de Ester, recién llegada desde La Haya, Países Bajos, para comenzar su labor en la Consejería de Educación en Polonia. Gracias a la experiencia de ambas, tuvimos la oportunidad de conocer en profundidad el sistema educativo polaco. Nos explicaron, por ejemplo, que los trabajadores de la Consejería pueden desempeñar sus funciones en Polonia durante un máximo de cinco años, mientras que los profesores pueden hacerlo hasta seis. Además, nos recomendaron varios lugares imprescindibles para visitar en Varsovia, como el parque Łazienki —famoso por sus puestos de pósteres de diseño polaco junto al río y al jardín botánico— y el Museo Copérnico.

Antes de marcharnos, subimos a la quinta planta del edificio, donde visitamos una exposición de fotografía en blanco y negro que nos sorprendió por su sensibilidad y composición.

Después nos dirigimos a nuestro centro de operaciones, el centro cultural Dom w Alejach, para dejar nuestras cosas antes de cruzar la calle y dirigirnos al Museo Nacional de Varsovia, donde a las 13:00 h teníamos una visita programada con Zuzanna Szor y una de las curadoras oficiales. Allí descubrimos la obra de Aleksander Michał Rajchman (1890–1940), quien capturó imágenes de los “instagramers” de la época: famosos músicos como el navarro Pablo Sarasate. Fue una experiencia reveladora, tanto por las técnicas fotográficas poco convencionales utilizadas, como por el hecho de que las salas se mantienen a temperatura constante todo el año para conservar las obras.

Al salir del museo tocó decidir dónde comer. Unos optaron por el restaurante mexicano Frida, mientras que otros se decantaron por el sabor tailandés de Viet Tasty. Ya con energías renovadas, retomamos el trabajo en la Casa de Cultura hasta las 18:00 h.

Algunos configuraron el canal de YouTube, otros trabajaron en las redes sociales de la movilidad, y varios salieron a grabar planos del museo para incorporarlos a los vídeos. A pesar del ritmo intenso y la concentración, hubo tiempo para disfrutar del precioso sonido del piano eléctrico, interpretado con gran talento por Débora.

El día terminó de forma libre. Algunos aprovecharon para seguir explorando el centro de Varsovia, mientras que otros regresaron con Noel al hotel en la línea 7 del tranvía para descansar y hacer algo de deporte. Noel y Kike, motivados, decidieron correr 12 km a orillas del río Vístula, pasando por el Estadio Nacional, el Museo Copernicus Science Centre y hasta el LXXV Liceum Ogólnokształcące im. Jana III Sobieskiego. Débora, por su parte, se quedó un rato más en la Casa de Cultura, demostrando su compromiso y pasión por el proyecto.

A las 21:00 h nos reunimos todos en la cocina del hostal para charlar, tomar algo y cenar juntos. Como ya es costumbre, la cena fue de lo más variada: algunos optaron por la comodidad y eficiencia de Glovo con pedidos de McDonald’s, KFC y Burger King, mientras que otros se pusieron en modo MasterChef y prepararon su propia cena en la cocina del hostal, disfrutando de ricas ensaladas y salchichas polacas deliciosas. Tras compartir un buen rato, todos nos fuimos a descansar.