Hoy nos tocaba madrugar un poco más de lo habitual, ya que a las 9:00 el autobús que nos llevaría al Monasterio de Rila aguardaba en la puerta. Con las prisas, algunos de nuestros alumnos no tuvieron tiempo de desayunar al quedarse dormidos. Finalmente, con los típicos diez minutos de retraso, nos montamos en el autobús.

Nos aguardaban 120 km de ascenso hasta el Monasterio de Rila, ubicado en la reserva natural Rilomanastirska Gora. Fundado en el siglo X por San Juan de Rila, este lugar sagrado alberga la impresionante Iglesia de la Natividad de la Virgen, destacada por sus frescos y arquitectura ortodoxa. Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el monasterio es un importante centro espiritual y turístico. En su interior, una biblioteca guarda manuscritos antiguos y un museo exhibe arte religioso y objetos históricos. Los visitantes pueden explorar el entorno natural circundante y disfrutar de vistas panorámicas. La iglesia está decorada con iconos religiosos y frescos que datan de los siglos XIV y XV. Es un lugar de peregrinación y reverencia para los búlgaros, que acuden en busca de espiritualidad y cultura. Aquí mostramos una foto de algunos valientes que decidieron posar para el blog.

Tras tomarnos muchas más fotos, encender y ofrecer velas en nombre de la EASDi y degustar los productos tradicionales del monasterio; pan de horno de leña, yogurt, queso y Mekitsi, un bollo típico similar a un buñuelo, hemos subido a su torre medieval defensiva construida en el siglo XIV, símbolo de la fortaleza y resistencia del monasterio ante ataques. Su arquitectura medieval refleja la importancia estratégica que tenía para la protección de la comunidad monástica y sus tesoros.

Una vez terminada la visita hemos vuelto a Sofia para degustar el buen café búlgaro en el Barista Coffee and More por recomendación de Niky donde hemos formado dos grupos, por un lado el profesorado y por lado el alma mater de este viaje, los jóvenes miembros del equipo Erasmus +.

Tras numerosas batallas y experiencias compartidas hemos decidido cambiar de tercio dirigiéndonos al bar de Rouge siguiendo el consejo de Stan, un lugar con un gran diseño y decoración donde se fusiona el estilo, atmósfera y buenos productos en un equilibrio perfecto. Ahí aprovechamos para degustar algunas de sus famosas limonadas y refrescos así como diversos platos típicos como quesadillas, fingers, pasta y/o sándwiches.

Tras la cena nos dirigimos a descansar para lo que nos avecina mañana, la visita a la Galería de Arte Nacional de Bulgaria donde participaremos en dos talleres, uno de modelado por computadora y animación para un proyecto de escenografía en el Atelier 41 y otro de pintura textil en el Atelier 43.

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