La mañana empezó temprano. A las 8:00 salimos del hotel todos juntos para desayunar en el Kaffe Bageri, una cafetería muy cuqui sueca. Tras el desayuno el grupo se dividió para seguir dos rutas distintas. Unos partieron hacia Auschwitz-Birkenau en un tour privado con Cracovia Tours, mientras otros se quedaron en la ciudad para seguir explorando su historia y su arte.

A las 11:20 comenzaba allí la visita guiada por Auschwitz I, el primer campo, hoy convertido en museo. Este campo de concentración y exterminio, el mayor del régimen nazi, fue construido por Alemania en 1940 en la Polonia ocupada. Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 1,1 millones de personas, en su mayoría judíos, fueron asesinadas allí. Recorrimos varios bloques convertidos en exposiciones donde vimos fotografías, objetos personales y documentos estremecedores. En todo momento se hizo evidente la necesidad de mantener un respeto absoluto. Durante la visita, se ponen los pelos de punta y es difícil que no se escape alguna lágrima pensando en todo lo que aquella gente debió vivir.

Mientras tanto, el grupo que permaneció en Cracovia comenzó su jornada visitando el barrio judío de Kazimierz. Paseamos por sus calles buscando galerías de arte y rincones con historia. Entramos en una galería de pósters vintage, donde algunos compraron recuerdos, y visitamos otra centrada en arte urbano. También exploramos el cementerio judío y la impresionante basílica de Bożego Ciała, donde el sonido del órgano nos recibió entre tallas de madera dorada.

A las 13:30, el grupo de Auschwitz continuaba su visita con el traslado a Auschwitz II Birkenau. La inmensidad del lugar y su historia nos impactaron profundamente. Terminamos el recorrido a las 14:40, con algo de tiempo libre para comer algo o visitar la tienda del memorial. Mientras tanto, quienes estaban en Cracovia almorzaban en restaurantes como Euskadi Kuchnia Baskijska o CIAO, continuando después con más visitas a galerías de arte contemporáneo y una parada en el bar Piañola para descansar.

A las 15:05, el autobús con el grupo de Auschwitz emprendió el regreso a Cracovia. Sobre las 17:00, todos nos reencontramos frente al restaurante Szalone Widelce, donde compartimos una comida-merecida-cena tras un día lleno de emociones y reflexiones. Entre los platos que se degustaron estaban el codillo, costillar de cerdo, pato y algunos platos de pasta muy ricos.

Tras la rica comida, nos dirigimos juntos a la estación para tomar el tren de vuelta a Varsovia. Aunque debía salir a las 20:13, partió finalmente a las 20:40. Comprar los billetes a bordo resultó más complicado de lo previsto y encontrar sitio fue todo un reto, pero finalmente conseguimos acomodarnos y regresar a Warszawa Wschodnia para las 23:30.
Así terminó nuestra estancia en Cracovia, que nos enfrentó tanto al pasado más oscuro de Europa como a la vitalidad cultural de Cracovia. Estos dos días quedarán para el recuerdo.