Después de tanto trabajo y preparación, por fin nos tocaba visitar a nuestro colaborador del proyecto Erasmus+: El Centro Restaurante. Pero antes de la esperada cita, comenzamos la jornada explorando Malá Strana, el pintoresco barrio donde se desarrollaba nuestro proyecto. Paseamos por sus calles y visitamos algunos de sus rincones más emblemáticos, como el Muro de John Lennon, un colorido collage lleno de mensajes, arte y espíritu pacifista.

Durante la caminata, nos encontramos por sorpresa con nuestro cliente: El Centro. Aprovechamos para presentarnos y conocer a Javier Neruda, el gerente del restaurante. Tras una breve charla, acordamos volver más tarde para probar algunos platos de su carta y hablar con calma sobre el proyecto: qué mejoras aplicar, cómo organizar el diseño y los próximos pasos a seguir.

Después de este encuentro improvisado, seguimos con la ruta y nos adentramos en un estrecho callejón muy popular, que terminó llevándonos a una pequeña sorpresa: un bar escondido al final del recorrido. Allí hicimos una parada rápida para descansar antes de continuar hasta una de las esculturas más curiosas de Praga: los Crawling Babies, unas enormes figuras de bebés gateando, obra del artista David Černý.

Llegada la hora, regresamos al restaurante para nuestra reunión oficial con Javier. Nos recibió con amabilidad y comenzamos probando algunos de los platos que ya habíamos estudiado previamente. Luego, pasamos a la parte más importante del encuentro: comentar ideas sobre la carta, proponer mejoras, repasar el diseño y definir el plan de trabajo. La conversación fue muy productiva, y al final Javier dio el visto bueno al acuerdo de aprendizaje Erasmus+. ¡Todo un logro! Quedamos en vernos de nuevo en los próximos días para presentarle el resultado final con las mejoras acordadas.

Con la misión del día cumplida, seguimos disfrutando de Malá Strana. Visitamos las famosas esculturas Los meones de Černý, ubicadas justo al lado del Museo Franz Kafka. Este escritor, nacido en Praga en 1883, es una de las figuras más influyentes de la literatura del siglo XX. Dentro del museo, vivimos una experiencia sensorial muy especial que nos acercó un poco más a su mundo.

Más tarde, nos dirigimos a uno de los lugares más icónicos de la ciudad: el Puente de Carlos. Desde allí, disfrutamos de unas vistas espectaculares, rodeados de esculturas, músicos callejeros y muchos turistas que, como nosotros, admiraban el paisaje. Antes de terminar el día, aún nos dio tiempo a ver otra de las curiosidades de Černý: la escultura del Colgado de Praga, una obra que no deja a nadie indiferente.

Para cerrar la jornada, visitamos un gran centro comercial, donde nos divertimos un rato en un salón de juegos y cenamos algo sencillo pero delicioso. La última parada fue la impresionante Cabeza giratoria de Kafka, una escultura mecánica que, con sus movimientos, nos dejó hipnotizados.

Así terminó un día intenso, lleno de arte, historia, buena comida y grandes experiencias. Regresamos al hostal con la sensación de haber aprovechado cada momento… y con ganas de lo que vendrá mañana.

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