Comenzamos nuestro segundo día en Varsovia con las pilas bien cargadas. El 3 de mayo no es una fecha cualquiera: se celebra el Día de la Constitución de Polonia, una jornada festiva marcada en rojo en el calendario y muy especial para los polacos. Mientras Noel remataba la entrada del blog del día anterior, el resto del grupo se dirigió a Vincent Boulangerie Patisserie, una cafetería con mucho encanto donde disfrutamos de bollería artesanal, café delicioso y un ambiente acogedor para empezar bien la mañana.

Sobre las 9:30 pusimos rumbo al centro de Varsovia cruzando la Kładka pieszo-rowerowa na Wiśle, una pasarela peatonal y ciclista con preciosas vistas al río Vístula. La tranquilidad del entorno y el paisaje urbano nos regalaron un momento perfecto para hacernos una foto de grupo antes de adentrarnos en la ciudad.
Nuestra primera parada fue un parque donde aprovechamos para organizarnos por grupos y disfrutar de un rato de tiempo libre. Poco después, comenzamos el free tour por el casco histórico, de la mano de la empresa Free Walkative Tours.

A las 11:00 nos encontramos con nuestro guía, Manuel, quien nos acompañó durante un recorrido lleno de historia, anécdotas y curiosidades sobre Varsovia. Free Walkative Tours es una empresa muy conocida en muchas ciudades europeas por ofrecer recorridos guiados gratuitos, basados en propinas, y centrados en el patrimonio cultural e histórico de cada lugar. Sus guías, apasionados y cercanos, consiguen que cada visita sea amena y enriquecedora, y Manuel no fue la excepción.
Durante el tour, coincidimos con personas vestidas con trajes tradicionales de preguerra, una imagen muy llamativa que se debía a la celebración del Día de la Constitución. Las calles estaban llenas de música, banderas y un ambiente vibrante que hizo aún más especial el paseo.

Recorrimos diversos edificios históricos, muchos de ellos con huellas visibles de la Segunda Guerra Mundial. A lo largo del camino, Manuel nos habló también de grandes personajes ligados a la historia y cultura polacas como Chopin, Copérnico, Canaletto, Marie Curie o incluso Picasso, quien dejó su huella en la ciudad.

Al terminar el tour, fuimos a comer al Bar Mleczny, una clásica “casa de leche” donde se sirve comida tradicional a precios económicos. Aunque la experiencia fue interesante y el lugar muy auténtico, la comida no terminó de convencer a los más jóvenes. Por suerte, nos quitamos el mal sabor de boca con un buen helado en el Chocolate Café E. Wedel, una delicia local.

Después, siguiendo las recomendaciones de Manuel, nos acercamos a un kantor (casa de cambio) cercano para cambiar algo de dinero.
Con la tarde libre por delante, nos repartimos en varios grupos. El nuestro se animó a explorar un mercado medieval lleno de artesanía y productos locales. También subimos a una torre con unas vistas impresionantes de la ciudad, y al bajar, descubrimos otro mercado más pequeño donde compramos incienso y un perfume en un encantador puesto de aromas y jabones.

Más tarde, hicimos una pausa en Vita Café, donde repusimos fuerzas con un bollo y un café. Luego, disfrutamos de un cóctel sin alcohol típico de Polonia en un bar muy acogedor. Al caer la tarde, fuimos a una terraza al aire libre a por una limonada local, donde nos reencontramos con Débora y Laura, que habían vuelto al hotel un rato antes para descansar y editar algunos vídeos.

Aunque la lluvia apareció, no nos quitó las ganas de pasarlo bien: sacamos los móviles y nos pusimos a jugar a Worldle, el juego diario de Teuteuf Games en el que hay que adivinar un país a partir de su silueta. Fue una forma divertida de pasar el rato mientras esperábamos a que escampara.
Finalmente, regresamos al alojamiento para descansar y recargar energías: mañana nos espera el viaje a Cracovia. ¡Seguiremos explorando Polonia!