La primera semana de abril, entre el 1 y el 6, arrancamos nuevos proyectos tras cerrar varias entregas pendientes. En mi caso, comencé una escultura bastante experimental y también una portada de CD en la que nos pusimos en el rol de artistas, jugando con conceptos de identidad visual. El día 4, por la tarde, asistí a The morning will change everything, la primera exposición individual del artista español Sebas Velasco en el Museo de Historia de Bosnia y Herzegovina. Me impactó muchísimo el uso de la luz y el color en sus piezas, y fue una sorpresa encontrarme allí con @Jose.delou, un fotógrafo navarro que también participaba en la muestra. Charlamos un rato con él, con Sebas y hasta con parte de su familia. La dedicación que hay detrás de esa exposición fue de lo más inspirador que he visto en lo que va de mi formación. El domingo cayó una nevada espontánea, mientras el cielo estaba completamente despejado. Sarajevo siempre tiene estas dualidades que te dejan pensando.

Del 7 al 13 de abril fue una semana bastante completa. El lunes, por poco se me pasa felicitar a mi hermana por su cumpleaños. En clase comenzamos las impresiones manuales en el torno: un proceso algo lento, pero ideal para entender mejor los tiempos del diseño aplicado a lo artesanal. El miércoles por la tarde fui a escuchar jazz en vivo al bar Kawa, un sitio con una atmósfera muy cálida. El fin de semana hicimos las primeras fotos para el CD; fue una experiencia muy divertida y nos sirvió para explorar ideas de branding personal, algo que en clase hemos trabajado últimamente.

La semana siguiente, del 14 al 20, hicimos más sesiones fotográficas para la portada del disco. Esta vez trabajé con Duarte, mi compañero portugués, buscando una estética más espontánea. El martes presenté el primer avance del diseño editorial para una revista. Recibí buen feedback del cliente, así que pronto empezaremos la fase de maquetación. Paralelamente, sigo con la estructura de mi escultura, y también practicamos imprimaciones sobre placas, un ejercicio interesante para entender el comportamiento de los materiales. El viernes, Frida y yo hicimos el examen médico para poder solicitar el permiso de residencia temporal. Poco a poco, siento que voy dejando de ser visitante para empezar a formar parte real del lugar. El fin de semana salimos por la zona antigua, como de costumbre la música en vivo y la energía de la gente local hicieron que todo fuera especial.

Entre el 21 y el 27 de abril, aprovechamos el lunes festivo para hacer otra sesión de fotos, esta vez para dos proyectos en paralelo. En escultura, comencé a trabajar en una estructura más libre, pero al profesor le gustó tanto el resultado inicial que me propuso no continuar con mi idea original, sino desarrollar una serie completa de esculturas con alambre para una exposición de fin de curso. Me emociona porque será una oportunidad para mostrar cómo hemos crecido a lo largo del año. En fotografía, estamos preparando un catálogo. Frida eligió estilismos y yo seré la modelo. Decidí complementar el proyecto con una propuesta visual centrada en cervezas locales de Sarajevo, para experimentar con fotografía de producto. También estoy cerrando la portada del CD, un trabajo que me ha permitido explorar más a fondo la relación entre imagen, música y narrativa visual. El sábado fuimos a unas piscinas termales a las afueras de la ciudad. Me llamó la atención que no hubiese vestuarios separados, algo que habla mucho de la naturalidad y confianza que se respira aquí. El domingo ayudé a Frida con su mudanza, se va a vivir un poco más lejos, a unos 30 minutos de mi casa.

Y así llegamos a los últimos días de abril, del 28 al 30. Como el 1 de mayo es festivo, nos dieron dos días libres. Nos viene genial para desconectar un poco. A medida que avanza el semestre, noto cómo se afianzan mis intereses dentro del diseño y cómo cada experiencia —por cotidiana que parezca— alimenta mis ideas y mis proyectos. Veremos qué nos trae mayo. Sarajevo nunca deja de sorprender.
