Nuestro domingo fue posiblemente el día más relajado y diverso de la experiencia en Varsovia. Parte del grupo decidió tomarse la mañana libre para descansar ya que lo necesitaban. Nora y Débora, por ejemplo, habían regresado del hospital a las 4 de la madrugada y reponer energías era una obligación. Otros compañeros, también cansados por el ritmo de los días anteriores, optaron por quedarse en el hotel y no asistir a las actividades programadas por la mañana.

Otra parte del grupo decidió aprovechar la mañana para asistir al free tour del barrio judío de Varsovia. Para ello, se dirigieron al centro de la ciudad tomando el tren S1 con destino a la estación Warszawa Centralna. Al salir, se encontraron de frente con la imponente silueta del Palacio de la Cultura y la Ciencia, cuya majestuosa torre domina el horizonte de la ciudad y nunca deja de impresionar.

El tour fue organizado a través de Civitatis en colaboración con la compañía Walkative Tours. El recorrido comenzó en los alrededores del antiguo gueto de Varsovia, una de las zonas más marcadas por la historia durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo del paseo, el guía condujo al grupo por lugares emblemáticos como la placa conmemorativa del Muro del Gueto, el Monumento a los Héroes del Gueto, y la Umschlagplatz, desde donde miles de judíos fueron deportados al campo de exterminio de Treblinka.

Uno de los momentos más conmovedores del tour fue al llegar al lugar donde antaño se alzaba la pasarela de madera que conectaba las dos partes del gueto, separadas por la calle Chłodna, una vía que los no judíos podían seguir utilizando. En la actualidad, una instalación artística marca el punto exacto donde se encontraba esta estructura, ofreciendo una imagen sobrecogedora del aislamiento físico y simbólico que sufrían los habitantes del gueto. La fotografía incluida en este post muestra ese lugar, hoy transformado en un espacio de memoria.

Durante la ocupación nazi, esta calle dividía el gueto judío de Varsovia en dos partes: la “pequeña” y la “gran” parte del gueto. Como era una calle transitada por la población no judía, los nazis no permitieron cerrarla al paso general. Para conectar ambos sectores del gueto, se construyó una pasarela elevada de madera en 1942, que cruzaba la calle Chłodna y permitía el paso exclusivo de los judíos entre las dos zonas.

Hoy en día, en ese mismo lugar, hay una instalación artística con dos columnas metálicas conectadas por un haz de luz, que simboliza la antigua pasarela. Este monumento se llama “Footbridge of Memory” (Kładka Pamięci en polaco).

El recorrido también incluyó el moderno barrio de Muranów, construido tras la guerra sobre las ruinas del gueto. Fue una experiencia cultural y emocionalmente intensa, que permitió comprender con mayor profundidad el sufrimiento, la resistencia y la memoria de la comunidad judía en Varsovia.

Al terminar el tour, sobre la una de la tarde, paramos a tomar un café que Debora disfrutó al máximo ya que era su desayuno. Poco después, el grupo se dividió: algunos volvieron al hotel para participar en la “macarronada” que Debora había prometido preparar. La implicación fue general y entre todos elaboramos los macarrones, disfrutando de un rato divertido y distendido. Un pequeño contratiempo con el personal de limpieza retrasó la comida, que finalmente se sirvió hacia las 15:30. Después, algunos aprovecharon para ver el partido de futbol Barcelona-Rel Madrid y otros se echaron una pequeña siesta.

El plan de comer marcarrones en el hotel no atraía a todo el público y Naia, Iker y Ariadna preferían aprovechar sus últimos días en Varsovia por lo que Noel decidió acompañarles. Se dirigieron a la tradicional calle Nowy Świat que estaba llena de gente debido al día festivo. Comieron en el restaurante italiano Torello, donde probaron platos como pizza, lasaña boloñesa, costillas y pasta carbonara.

Después de comer, pasaron por la pastelería habitual, Cheesecake Corner, donde disfrutaron de un café y una porción de tarta de queso. Luego, ante la insistencia de Naia se dirigieron a Goose Vintage, una tienda de ropa vintage muy curiosa y aunque no compraron nada disfrutaron mucho del momento.


Hacia las 19:00, los distintos grupos nos reencontramos en el restaurante Sol y Sombra, donde compartimos uno de los momentos más entrañables del día. Una vez más, lo pasamos genial: la comida española nos hizo sentir como en casa y el ambiente fue especialmente acogedor. Grzegorz, nuestro anfitrión, nos recibió con la cercanía y amabilidad que lo caracterizan. Aprovechamos la ocasión para hacerle entrega de un obsequio muy especial, diseñado y preparado con mucho cariño por nuestro alumnado: una taza personalizada con su nombre, pegatinas del restaurante, una tote bag llena de merchandising y una libreta con dedicatorias escritas por todos, acompañadas de preciosos dibujos estilo sketch que Débora hizo de cada uno de nosotros como recuerdo del grupo.

Tras la despedida y como se nos hizo un pelín tarde y ya no quedaban tranvías disponibles, regresamos al hotel en el autobús nocturno N16, que tomamos desde Świętokrzyska 32-34. La ciudad estaba en calma y el trayecto fue rápido, llegando al hotel en unos 10 minutos.

Finalmente, todos nos fuimos a dormir para cargar energías de cara al último día de trabajo en el Centro Cultural Dom W Alejach, donde daremos cierre al proyecto con mucha ilusión y el esfuerzo compartido de estos días.

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